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El pasado 1 de febrero de 2023 tuvo lugar en la Ciudad de México la reunión de seguimiento al programa de cooperación AMEXCID-PNUD (PROCAP) encabezada por su directora ejecutiva, la Dra. Laura Elena Carrillo Cubillas. El objetivo primordial de dicha reunión fue analizar el desempeño de los componentes y objetivos específicos del programa. Fue en junio de 2013 que comienza la primera etapa del PROCAP y para junio de 2025 con la tercera etapa se contempla su consumación, o en su defecto, restructuración.

La Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID) funge como uno de los instrumentos de poder blando de la política exterior y, en cuestión del estado mexicano, además de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional (AMEXCID) participa integralmente en la promoción de la CID.

En el caso particular del PROCAP lo hace de la mano de un organismo internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y, pese a que es un programa ‘longevo’ dentro de la Agencia, sus metas se han mantenido firmes a lo largo de las cuatro diferentes direcciones ejecutivas que han transcurrido.

El PNUD en su trayectoria en México se ha caracterizado por desempeñar un papel predominante dentro de los organismos internacionales que trabajan en favor del desarrollo. Es justamente ese protagonismo el que le confiere ‘poder’ en la planeación y asignación de recursos. Si bien la principal directriz del PROCAP está a cargo de la AMEXCID, en ocasiones se puede llegar a cuestionar las facultades del PNUD en este respecto.

El proyecto cuenta con 3 etapas distribuidas de la siguiente manera:


Etapa Periodo Componentes
1a Junio 2013- noviembre 2017 1. Fortalecimiento institucional de la AMEXCID
2. Sistematización de políticas y buenas prácticas mexicanas con alto potencial a ser compartidas en el marco de la cooperación Sur-Sur (CSS) y Triangular (CT)
3. Promover la designación de centros de excelencia para fortalecer el papel de México en cooperación Sur. Sur, triangular y horizontal

2a Diciembre 2017 – septiembre 2019 1. Desarrollo de capacidades nacionales para la cooperación internacional
2. Consolidación de la política de CSS y CT
3. Promoción de alianzas estratégicas para el desarrollo
3a Octubre 2019 – junio 2025 1. Desarrollo de capacidades institucionales para la gestión de la CID
2. Fortalecimiento de la política mexicana de CID, en sus modalidades de recepción y oferta
3. Promoción de alianzas estratégicas para el desarrollo
4. Apoyo a la implementación del Plan de Desarrollo Integral

En la primera etapa del PROCAP, según el mismo reporte de actividades, el resultado fue en gran medida eficiente en el ámbito de desarrollo de material para el Registro Nacional de Cooperación Internacional (RENCID); desarrollo de equipos multidisciplinarios; capacitaciones e impulso a centros de excelencia. La segunda etapa además de otorgar seguimiento a los temas anteriores agregó una perspectiva de género más visible en el programa y la inclusión de la Agenda 2030 entre otras acciones relacionadas con la CSS y la CT. Por último, la tercera etapa actualmente en vigor, aunado a lo anterior, contribuye al desenvolvimiento de las capacidades institucionales y capital humano.

Finalmente, a manera de recapitulación, los temas substanciales que contempla el programa son el posicionamiento de la AMEXCID; el desarrollo de capacidades institucionales; sistematización de políticas y buenas prácticas; consolidación de CSS y CT y apoyo al Plan de Desarrollo Integral. En alusión a este último punto (Plan Nacional de Desarrollo), si bien, dentro del documento constitutivo de la administración vigente (2019-2024) prioriza la cooperación entre países latinoamericanos, no se ha dejado completamente a un lado las gestiones con países de Europa o Norteamérica por mencionar algunos y por supuesto a la participación en conjunto con la SRE. Con todo lo anterior, continúa abierta la agenda para el antes mencionado Programa de Cooperación AMEXCID-PNUD y la evaluación de sus resultados más significativos en los años que le restan de gestión.

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El 16 de abril de 2021 se cumplieron 10 años de la entrada en vigor de la Ley que regula a la cooperación internacional para el desarrollo (CID) de México, considerada por la Constitución como principio normativo de la política exterior. El propósito esencial de la inédita normativa fue mejorar la capacidad del gobierno federal, para programar, gestionar coordinar, financiar y evaluar los ejercicios de esa naturaleza, en sus vertientes receptora y oferente. Fue así como producto de esa Ley nació un Sistema de CID mexicana, que se confeccionó para armonizar su actuar, tanto con base en necesidades nacionales, como a la luz de los nuevos lineamientos de la agenda global del desarrollo, bajo la expectativa de que México se posicionara como un referente destacado en la materia.

Con base en esta Ley, el 27 de septiembre de 2011 nació la Agencia Mexicana de CID (AMEXCID), como la instancia adscrita a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) que desde entonces regula el actuar en este segmento de las relaciones internacionales oficiales de nuestro país. A la par, la Ley obliga al gobierno en turno a guiar sus actividades a este respecto mediante un Programa nacional de cooperación internacional, así como alimentar, de manera permanente, a un Sistema de información. Este mecanismo debe dar cuenta de proyectos, programas, acuerdos y recursos dedicados a la colaboración que México instrumenta y, de esa forma, atender a los principios de visibilidad y rendición de cuentas.

Con el paso de los años, este Sistema de CID, si bien registra avances en varios de sus segmentos, en tiempos recientes enfrenta dificultades que, incluso, atentan contra los elementos fundamentales de la Ley. Por ejemplo, la AMEXCID continúa funcionando mediante una estructura que, en esencia, y a pesar de algunas adecuaciones, tiene como origen a la entonces Subsecretaría de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional, diseñada en el año 2000, más de veinte años atrás. Si bien la reforma institucional de la AMEXCID está en puerta mediante adecuaciones al Reglamento Interior de la SRE, el rezago institucional y la fragmentación de las oficinas que componen a este organismo desconcentrado de la Cancillería compone una tarea que continúa pendiente. El Programa Nacional de CID (PROCID), que por Ley debe crearse cada sexenio, tiene un rezago, al momento actual, de dos años y medio, mientras que los datos más recientes que arroja el Registro Nacional de CID corresponden al año 2017, lo que implica una demora de cuatro años. Ello impide a las autoridades conocer los montos, orientaciones geográficas y tipos de colaboración que México ofrece en su entorno exterior; elementos indispensables para hacer las evaluaciones necesarias sobre los aciertos y elementos de oportunidad de esta faceta de México en el exterior, en especial Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. Finamente, el FONCID fue recientemente eliminado, lo que deja en vilo el instrumento que el gobierno utilizará para honrar y transparentar el compromiso presidencial de otorgar de cerca de 100 millones de dólares anuales a nacionales de El Salvador, Honduras y Guatemala (expulsores de migrantes a Estados Unidos), quienes reciben los programas “Sembrado Vidas” y “Jóvenes Construyendo el Futuro”, como réplica o, en voz de la AMEXCID, “exportación” (sic) de las estas acciones aplicadas en México.

Llama la atención que este generoso ejercicio de colaboración mexicano hacia el Sur no coincide del todo con los cánones de la cooperación actual, que requiere de ejercicios de complementariedad, coparticipación y cofinanciamiento entre los socios, tendientes a adaptarse a las necesidades de los beneficiarios (demand driven) y evitar medidas asistencialistas, que impiden la apropiación de los proyectos. En este sentido, no olvidar que la CID de nuestros días debe necesariamente abordar, de manera integral, rubros estructurales como mejoras en políticas púbicas en temas de seguridad, salud, educación, combate a la corrupción, cuidado ambiental, equidad de género, prevención de desastres naturales, etc.

En definitiva, a 10 años de la entrada en vigor de la Ley de CID, junto con sus logros, resulta fundamental atender, de manera cabal, al espíritu y contenido de este mandato federal, para facilitar al gobierno la construcción de una política de cooperación internacional más sistémica, de Estado, que atienda a las causas del subdesarrollo. Ello evitaría que la contención migratoria sea la principal brújula que en buena medida orienta el actuar de la AMEXCID.

Para ello es necesario, ya sea cumplir con el contenido de la Ley citada, o hacer un alto, y reflexionar, de la mano de distintos actores nacionales, para transformar a esta normativa y al Sistema que aglutina a la CID mexicana. Hacer esto permitiría plantear las modificaciones necesarias para hacer de este instrumento -y principio normativo de la política exterior- una novedosa herramienta al servicio de las causas nacionales e internacionales, que sea adaptativa a los propósitos de desarrollo y, a la par, de la política exterior mexicana.

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