Thursday, 04 April 2024 12:50

La política exterior surcoreana de Lee Myung Bak en el subcomplejo de seguridad del noreste asiático (2008-2013)

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Introducción

La estabilidad en el noreste asiático (NEA), definido como el área al norte del mar de China y adyacente al océano Pacífico, involucra a múltiples países cuyas interacciones afectan la seguridad internacional. China, Japón, Corea del Norte y Corea del Sur son actores principales en la región, con la participación de Estados Unidos y Rusia a nivel estratégico. En las últimas seis décadas, el NEA ha sido un foco importante de tensiones globales debido a la convergencia de potencias que influyen en el orden mundial.

Como respuesta a las amenazas y situaciones presentes en la región, los surcoreanos han generado distintas estrategias de contención, enfrentamiento o diplomacia, reflejadas a través de su política exterior. Ella es entendida como una herramienta que facilita las relaciones entre Estados y a través de la cual se crean mecanismos de contención o de empoderamiento. La República de Corea como un Estado con capacidades limitadas, podría considerarse como un país sin mucho peso para definir la estructura del sistema regional, pero se encuentra vinculada en uno de los conflictos que definen la seguridad del subcomplejo, es decir la inestabilidad en la península producto de la ultramilitarización norcoreana.

El periodo presidencial de Lee Myung Bak, de 2008 a 2013, supuso cambios sustanciales tanto en el espectro interno como en el panorama regional. La constante actividad militar y la nuclearización de Corea del Norte que representó una amenaza a la seguridad nacional de algunos de los Estados del NEA, especialmente Corea del Sur, provocó la renovación de su política exterior. Su enfoque conservador generó tensiones con actores regionales, reflejando un cambio en las relaciones de seguridad en el NEA. Su política estuvo caracterizada por buscar ser parte del escenario internacional, a través de un enfoque multidireccional, intentando influenciar de manera directa o indirecta la seguridad y estabilidad del NEA. También amplió su agenda de seguridad hacia otros ámbitos, al incluir algunos temas no convencionales, es decir una política multidimensional.

El presente trabajo de investigación pretende explicar la correspondencia de estos elementos en la estructura regional. La hipótesis que intentará sustentar este trabajo de investigación es que la política exterior del presidente Lee Myung Bak debilitó la seguridad de Corea del Sur en el Noreste Asiático, puesto que su enfoque multidireccional y pragmático provocó un aumento del grado de amenaza que suponía Corea del Norte.

Desarrollo

La seguridad es un concepto clave para las Relaciones Internacionales y existen diversas interpretaciones de lo que implica. La tradición realista y por ende, la perspectiva neorrealista considera la soberanía como un elemento fundamental para los Estados, ya que les brinda la capacidad de decisión por encima de cualquier otro ente y los ubica en igualdad legal frente a sus iguales (Jackson y Sorensen, 2010, p. 75). Desde la perspectiva de Morgenthau, por ejemplo, el concepto implica la defensa de la integridad tanto del territorio nacional como de las instituciones (Pérez Gil, 2000, p. 213). De acuerdo con Velázquez y González (2014), la seguridad de manera tradicional contempla la ausencia de amenazas tanto internas como externas, que puedan dañar la estructura de los Estados en cualquier nivel o ámbito (p. 220). Al final, todas estas interpretaciones comparten una visión tradicionalista en el ámbito de las Relaciones Internacionales.

El concepto de política exterior de acuerdo con Pearson y Rochester (2000) es el conjunto de procesos, prioridades y preceptos dictados por el gobierno nacional para establecer las bases de comportamiento de los Estados en el sistema internacional (p. 113). Es a través del modelo racional donde los gobiernos nacionales generan estrategias con base en metas y objetivos (Mingst, 1947, p. 119). La política exterior en este espectro es entendida en términos del interés nacional (Sarquis, 2005, p. 181) y con el fin de mantener la seguridad, tanto territorial como militar (Rothgeb, 1995, p. 37).

El aporte de Barry Buzan y Ole Wæver en en la seguridad cuestiona las propuestas más tradicionales del concepto de seguridad. Estos autores siguen una corriente expansionista, que toman una definición más amplia del concepto, al incluir nociones no consideradas hasta entonces, por ejemplo, “el narcotráfico, el terrorismo, la degradación del medio ambiente, la deuda y la pobreza, entre otros” (Cujabante, 2009, p. 102).

El concepto de la securitización acuñado por Ole Wӕver a finales de los ochenta y principios de los noventa, pero que vio la luz a través del libro Security: A New Framework of Analysis, publicada en 1998 junto con Buzan y con Jaap De Wilde (Verdes-Montenegro, 2015, p. 112), es un aporte recurrente en la concepción de seguridad de dichos autores. Este término ayuda a distinguir si un asunto es considerado simplemente político, o si es “una amenaza para la seguridad” (ibídem, p. 117). La securitización implica urgencia (Buzan et al., 1998, p. 29) y reconocimiento como amenaza en un acto discursivo e intersubjetivo (Verdes-Montenegro, 2015, pp. 117-118), pues no todos los Estados reconocen los temas de la misma manera. Por ejemplo, la disuasión nuclear y el crimen organizado son temas que no generan el mismo efecto en Corea del Sur y en México.

Los autores suponen que el sistema después del colapso de la estructura bipolar de la Guerra Fría da mayor énfasis en las dinámicas regionales, por lo tanto, las potencias a ese nivel toman un mayor auge (Buzan, 1991, p. 435). Para abordar las problemáticas de seguridad en todos los sectores, los autores Buzan y Weaver, en el libro Regions and Powers (2003), desarrollaron la concepción teórica denominada “complejos de seguridad regional”. Dicha teoría intenta explicar el actuar de los Estados dentro de un sistema regional. El enfoque de Buzan y Wæver refuerza el entendimiento de una estructura internacional donde los países son interdependientes con su entorno en temas de seguridad, lo que hace de las regiones una tendencia global. Parte fundamental de esta teoría es que a las regiones cuentan con suficiente tamaño e influencia para poder reflejar aquellas dinámicas globales difíciles de abordar a nivel internacional, pero tampoco limitados a este nivel, pues puede complementarse con el análisis global, interregional y local (Buzan y Wæver, 2003, pp. 8 - 10).

Cuando estos autores hablan del caso particular de Asia, entienden que al ser el continente más grande del mundo, goza de la mayor diversidad cultural, económica y política, por lo que es demasiado grande para ser estudiada como una sola región. Esto permite a los autores hacer una división que agrupa de acuerdo a su similitud geográfica, histórica, pero sobre todo a las relaciones de interdependencia en materia de seguridad. El NEA está categorizado como un subcomplejo de acuerdo con estos autores. Los principales intercambios en el NEA en temas de seguridad regional son desarrollados frente a cuatro temas básicos: 1) el ascenso chino y su influencia en la región que rivaliza con el status quo establecido por Estados Unidos, 2) el rearme japonés frente a la desconfianza histórica de sus vecinos, 3) las disputas territoriales y 4) la agresiva política de autoconservación norcoreana. Dentro de un régimen de seguridad como el que describe Buzan y Wæver (2003), donde las potencias son las que definen el tablero regional, un Estado pequeño como Corea del Sur tiene menores capacidades materiales, pero es a través del desarrollo de sus capacidades no materiales, de generar relaciones estratégicas y pragmáticas, así como de consolidarse como un país estable y en crecimiento, que consigue influir en la estructura regional (pp. 175 - 179).

El presidente Lee Myung Bak, como el tomador de decisión más importante desde 2008 y hasta principios de 2013, fue uno de los principales actores securitizadores de Corea del Sur. Sus propuestas buscaron incrementar las capacidades materiales y no materiales en la República de Corea. “Los conservadores volvieron al poder surcoreano con una propuesta de pragmatismo y promesas de recuperación económica”, como explica Snyder (2009, p.1). Sin embargo, enfrentaron un panorama difícil para su política exterior debido principalmente a tres situaciones. 1) A nivel internacional, la crisis económica y financiera comenzaba a hacer estragos en los mercados mundiales. 2) La estructura en el noreste asiático continuó su evolución, mientras que China como el gigante económico, asentado en un sistema político estable y que comienza a competir a nivel regional; Estados Unidos jugaba sus cartas para mantener la estructura imperante hasta el momento. 3) Los norcoreanos habían comenzado a realizar pruebas nucleares, lo que había alterado a todos los actores en la región. Sin embargo, un espacio tan importante como las Pláticas a Seis Partes tuvo que ser suspendidas en 2007 por desacuerdos entre los países celebrantes.

La doctrina de la política exterior de seguridad propuesta por el presidente Lee Myung Bak, también conocida como Doctrina MB, estuvo sustentada en los puntos que menciona Kim (2008): 1) una diplomacia pragmática basada en el interés nacional y no en la ideología, es decir, que el interés surcoreano sería el principal motor de acción de la política de seguridad por encima de las amenazas o los intereses extranjeros; 2) el énfasis en la “diplomacia asiática”, es decir, aprovechar y mejorar las relaciones con Japón, China, Rusia y la India, así como la cooperación con ASEAN, Australia, Nueva Zelanda y otros países de Asia Central; 3) Corea del Sur como una potencia cultural, es decir, el crecimiento de las capacidades de poder suave a través de la Ola coreana o Hallyu, con aspiraciones a “colocarse en un marco de cooperación cultural competitivo que traiga la reconciliación de los conflictos” (pp. 5 – 15).

A través de la iniciativa “Visión 3000” propone una posicionamiento rígido frente a este peligro. El resumen de dicha propuesta es que, mientras Corea del Norte renuncie a este tipo de armamento, tanto Corea del Sur como el resto de la comunidad internacional lo apoyarían en el desarrollo de su sistema económico, financiero, educativo y de bienestar, que a largo plazo los pueda llevar a una reunificación pacífica (Bechtol, 2010, p. 145).

La reforma de defensa 2020 fue el plan propuesto por el gabinete de Lee para actualizar y modernizar sus fuerzas militares surcoreanas, de tal manera que estuvieran preparados para una defensa nacional independiente. Aunado a esto, una alianza con EE. UU., basada en la amistad, pero a su vez con decisiones independientes de Washington, a través de una cooperative self-reliant defense fue sin duda uno de sus pilares (Lee, 2005, pp. 246 - 249). Es decir, la “búsqueda” de emancipación, reflejada en que las políticas de defensa y guiada por tres principios: 1) la gestión científica, a través de la modernización del sistema de defensa y con la adquisición de armamento más eficiente, así como mejor infraestructura en las tecnologías de la información y telecomunicaciones; 2) la gestión de alto nivel, es decir, mejorar los sistemas de defensa, para así poder reducir el número de fuerzas armadas; y 3) las reformas para economizar, buscando generar mayor efectividad a bajo costo, en la industria de defensa y otros ámbitos (Kim, 2008, pp. 5 - 15).

La propuesta original de la iniciativa 3000 hacia Corea del Norte, tuvo bastantes reacciones negativas por parte de los líderes surcoreanos de importantes organizaciones públicas y privadas, como los Chaebols, dueños de los grandes conglomerados. Hwan Lee (2014) explica que las políticas hardline tuvieron que amoldarse para satisfacer las demandas internas, haciéndolas un poco más flexibles para adecuarse a la demanda económica (sp). Mientras esto sucedía, en julio de 2008, un turista surcoreano fue asesinado por un soldado del ejército de la República Popular Democrática de Corea, en la zona turística del monte Kumgangsan, poniendo en una situación incómoda a la relación bilateral (Pinkston, 2016, pp. 75 - 79). Con la constante presión interna, no resultaba sencillo aplicar las políticas inicialmente propuestas contra el norte.

Corea del Norte también reaccionó de manera negativa ante las propuestas del presidente Lee Myung Bak. “La tensión por parte de los norcoreanos [fue] en aumento desde la toma de protesta del presidente Lee, ya que lo han acusado de traidor por tomar una postura desfavorable hacia los norcoreanos” (Lee, 2008, pp. 129 - 145). Dos pruebas durante el período conservador de Lee, una en mayo de 2009 y otra en febrero de 2013, justamente a unos días de terminar su periodo, el hundimiento del barco Cheonan y el bombardeo en la isla de Yeonpyeong retaron su dura política. No obstante, este periodo, coincidió con la llegada de Kim Jong Un, el nuevo líder norcoreano, que mediante dichas provocaciones “buscaba afianzar sus credenciales militares y el control político de ese sector” (Roldán, 2015, p. 241).

Estos sucesos despertaron el descontento y el sentimiento anti-norcoreano en la sociedad de Corea del Sur, pero también aumentó las críticas a la dura política del gobierno y su relación con Estados Unidos. Por otro lado, quienes estaban a favor de sus políticas inicialmente, consideraron insuficientes las declaraciones del presidente respecto a estos eventos, ya que los calificaron como suaves, totalmente contrarias a la propuesta inicial de cero tolerancia.

Para la República Popular China, mantener sus lazos con la República de Corea a pesar de los desencuentros con los norcoreanos era de vital importancia, ya que desde junio de 2008 buscaban mantener una “Asociación de Cooperación Estratégica” enfocada en la cooperación bilateral diplomática, económica y de seguridad, como un contrapeso a la alianza que estos mantenían con Estados Unidos (Konishi & Manyin, 2009, pp. 13 - 14). A grandes rasgos esta fue una medida que los chinos buscaron mantener, especialmente después de la llegada a la presidencia estadounidense de Barack Obama, quien tomó posesión en 2009, pues para ellos, su estrategia tenía la intención de “cercarla, limitarla o impedir su ascenso al rango de gran potencia” (Roldán, 2015, p. 224). Sin embargo por disputas en la declaración de Goryo como antigua provincia china, no se llegó a consolidar este lazo.

Otra preocupación mayor de los surcoreanos fueron los proyectos económicos que mantiene con Corea del Norte, el complejo vacacional del monte Kumgang, el complejo industrial o el tren intercoreano (Niksch, 2008, p. 11). Cualquier discrepancia o incluso amenaza de ataque con los norcoreanos genera conflictos de interés y la posibilidad de ruptura con estos negocios, un punto a considerar en la presión que los privados hacen de esta relación. La inversión por el complejo vacacional fue la más afectada, puesto que desde la muerte de un civil en 2008, fue cerrado indefinidamente a pesar de las constantes solicitudes de reapertura al gobierno surcoreano por parte de privados y del propio Corea del Norte. Para los inversores surcoreanos contar con mano de obra abundante y barata de los norcoreanos es primordial en esta relación comercial.

Conclusiones

En un esfuerzo por dar el siguiente paso en la consolidación de la República de Corea, el presidente Lee intentó generar políticas hacia su entorno que permitieran a los surcoreanos el reconocimiento regional e internacional. Los proyectos que fortalecieron la seguridad ambiental, al comprometerse a desarrollar una economía verde, el incremento en su poder suave a través del Hallyu, promover su participación en foros regionales, al sumarse en sus esfuerzos de seguridad del este asiático dentro del ASEAN, promover su imagen internacional, al ser sede del G-20 en 2010 o el Encuentro para la Energía Nuclear en marzo del 2012, y otras acciones de activismo parte de su propuesta Global Korea, como el desplegar cuerpos de paz o las iniciativas para la seguridad humana fueron grandes aciertos de su política exterior. Al promover esfuerzos multidireccionales, logró abarcar gran parte de los retos en los ámbitos de seguridad interna y estabilidad política, de reconocimiento internacional e incluso, algunos para la credibilidad regional.

Sin embargo, los contratiempos aparecieron al intentar llevar una política multidimensional. Aunque la intención del gobierno de Lee fue generar políticas enfocadas en la seguridad regional paralelas a la agenda tradicional norcoreana, en la realidad, su política fue limitada por las constantes amenazas norcoreanas y por la necesidad de afianzar la presencia estadounidense ante dichos chantajes. Al final, las acciones surcoreanas tuvieron que volver a concentrarse en Corea del Norte.

La política hardline del gabinete surcoreano hacia la República Popular Democrática de Corea, resultó en el incremento de provocaciones por los norcoreanos. La fallida visión 3000 no contempló la posibilidad de un vecino más hostil y renuente a renunciar al armamento. Y contrario a su propuesta inicial, para mantener la paz y evitar la confrontación directa, Lee Myung Bak solo realizó declaraciones públicas que reprobaban estos actos, y se valió en su relación con Estados Unidos.

La intención de un acercamiento estratégico con China y Japón, a través de una diplomacia asiática, fue una estrategia que Lee Myung Bak pensó que podría funcionar como un as bajo la manga. Tener de su lado a la potencia mundial y a las dos potencias regionales, le daría un mayor margen de negociación con Corea del Norte, mejor posicionamiento en el tablero e impulsaría mejores acuerdos regionales. No obstante, no sucedió de esta manera. Los conflictos territoriales y disputas históricas no permitieron llegar a un total acercamiento estratégico, derivado de la desconfianza entre las partes.

Otros dos elementos que contribuyeron al fracaso de la política exterior de Lee Myung Bak fueron: primero, la crisis económica que, desde principios de su mandato provocó que algunos proyectos tuvieran que ser aplazados, como la ambiciosa modernización de las fuerzas de defensa; segundo, el poco apoyo interno que recibió. El grupo más poderoso dentro de Corea del Sur, los Chaebols, al ver que sus inversiones en Corea del Norte corrían riesgo, presionaron al gobierno para evitar el confortamiento directo.

Las políticas de Lee Myung Bak ni siquiera llegaron a concretarse del todo, la reforma militar tuvo que ser pospuesta y no logró un acercamiento estratégico hacia los Estados Asiáticos, pero las acciones llevadas a la práctica, como condicionar la ayuda humanitaria o el acercamiento a Estados Unidos, fue suficiente para acrecentar la amenaza. Por lo tanto, es posible decir que, buscando una mayor seguridad a partir de una política multidireccional y pragmática, la amenaza norcoreana incrementó, con lo cual podemos sustentar la hipótesis de este trabajo de investigación.

Referencias

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Additional Info

  • Autor: Diana Araceli Martínez Alvarez
  • Semblanza: Diana Araceli Martínez Alvarez es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Guadalajara. Desde hace más de siete años se desempeña en el ámbito privado en las áreas de protocolo y atención a clientes.
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