Displaying items by tag: diversificación

Interpretar correctamente el valor estratégico de la región de Asia-Pacífico es clave para entender los alcances que tiene en las nuevas dinámicas internacionales del siglo XXI. Con el foco en las economías más líderes de la región, China, Japón, India y Corea del Sur, los aspectos económicos, comerciales y financieros, son los principales ejes sobre los que recae la importancia estratégica para entender las motivaciones e intereses de un país, como México, de perfilar su maquinaria política, diplomática y económica hacia el estrechamiento de relaciones bilaterales que privilegien el desarrollo multifactorial de ambas partes. Así pues, México, un país con perspectiva global, identifica a Asia-Pacífico como un mecanismo oportuno para la diversificación de sus relaciones comerciales ante las robustas dependencias con Norteamérica, y paulatinamente, evitar concentrar sus relaciones comerciales con un solo país en el mundo.

En este orden de ideas, este ensayo tiene como objetivo analizar la relación de México con la región de Asia-Pacífico y las razones por las que no han llegado a consolidarse fehacientemente. El argumento central es que México, atendiendo las dinámicas del sistema internacional prevalecientes en la segunda década del siglo XXI, necesita aplicar los instrumentos, estrategias y recursos que ha construido durante los últimos años, con la intención de acotar los vínculos entre México y Asia-Pacífico y, lograr así, una descarga en las relaciones comerciales de México con Estados Unidos, principalmente. El texto está dividido en tres partes. La primera expone el valor estratégico de la región de Asia-Pacífico, así como su lugar en el sistema internacional. La segunda parte identifica los esfuerzos multilaterales que el gobierno de México ha emprendido en su acercamiento con la región de Asia-Pacífico. Como tercera parte, el ensayo reflexiona las limitantes que han existido en el intento de impulsar un mayor acercamiento con la región. Finalmente, este trabajo concluye con las consideraciones finales del autor.

El valor estratégico de la región de Asia-Pacífico y su lugar en el sistema internacional

El espectro de Asia-Pacífico integrado por diferentes esquemas económicos, políticos, culturales, lingüísticos y geográficos, no hace limitativo el espíritu esperanzador que irradia ante los ojos de la comunidad internacional. Aunque existen diferencias y múltiples formas de percibir la vida económica, política, social y cultural de los países pertenecientes a esta zona geográfica, es distintiva, de manera generalizada, la capacidad económica, industrial, financiera y productiva con la que se desempeña para posicionarse como el espacio asiático más dinámico y con mayor prosperidad para los Estados inherentes a esta zona, y para todos aquellos con quienes logren vincularse económicamente. El avance y la sintonización en una visión de un bloque naturalmente unido y con intereses bien definidos, también es una caracterización del ímpetu con el que cuenta el Asia-Pacífico.

Desde finales del siglo XIX la región de Asia-Pacífico fue tomando un definido impulso en la esfera económica. Los avances tecnológicos e industriales permitieron aumentar la capacidad de exportación, y las demandas de bienes de capital y de consumo las de importación, descargando en el aumento de los flujos comerciales de la región con otras regiones competitivas y dinámicas del mundo. Así, la región de Asia-Pacífico se ha convertido en una de las más dinámicas del mundo por sus significativas tasas de crecimiento y participación en el comercio internacional, y por ser una de las grandes exportadoras de capitales del mundo.

Uno de los elementos que sigue catapultando a esta región como un importante centro de movilización de activos económicos, es la cantidad de personas que alberga, pues, tan sólo dos países, China junto con la India, suman más de dos mil ochocientos millones de personas, lo que representa aproximadamente un tercio de la población mundial actual, según la información más reciente del Banco Mundial. Por otra parte, sus flujos del comercio global son altamente significativos, al igual que su importante contribución al PIB mundial.

Es importante subrayar que los esfuerzos multilaterales de concertación política y económica en esta región, como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC, por sus siglas en inglés), el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés), o la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) funcionan como articuladores y facilitadores para converger sobre los ejes temáticos a enfatizar en la agenda regional e internacional. La mayoría de estos espacios multilaterales han sido formulados en conjunción con lideres occidentales, Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, permitiendo que los lazos se robustezcan entre las partes involucradas y se dinamicen los intercambios comerciales, financieros, tecnológicos, sociales, culturales, y demás esferas temáticas importantes para la globalización.

Ciertamente, por la estrategia multidimensional que significa Asia-Pacífico, la región está siendo objeto de disputas entre los gigantes económicos, por China y Estados Unidos. Sus actividades están enfocadas a ensancharse en los principales foros y mecanismos multilaterales, así como en el acercamiento bilateral con bloques de países reacios a adoptar posturas afines a sus intereses.

Esfuerzos multilaterales de México para su acercamiento y profundización con Asia-Pacífico

Desde finales del siglo XIX, con el auge del capitalismo estadounidense, el mundo apropió a la globalización como una de sus nuevas formas de concebir el plano de la economía y el comercio internacional. La puesta en marcha de procesos integracionistas y de esfuerzos políticos por liberalizar el comercio internacional rindieron sus primeros frutos con la consolidación de numerosos tratados de libre comercio entre países o bloques de países, permitiendo armonizar a la economía y al comercio internacional de una manera tan positiva que incluso hasta nuestros días, sigue manteniendo ese espíritu con el que nació hace casi 40 años. México no quedó exento de ello. Siguiendo la tradición política en temas de política exterior, el Estado mexicano modernizó sus instituciones y, mediante ambiciosas estrategias y grupos de trabajo, logró edificar acuerdos de libre comercio con los principales actores, regiones y bloques económicos del globo, incluyendo Norteamérica, la Unión Europea, y más recientemente, Asia-Pacífico.

Como en todo esquema organizacional de relaciones comerciales, los contactos de México con Asia-Pacífico comenzaron con el análisis y estudio de los potenciales socios comerciales más robustos en la región. China, Japón, India y Corea del Sur perfilaron como los ejes rectores sobre los que se fijaría la maquinaria diplomática mexicana para entablar relaciones que profundizaran los beneficios de ambas partes. Asimismo, el seguimiento a las organizaciones e instrumentos políticos regionales de la zona, con miras a penetrar en ellas, figuró como una estrategia paralela a la del establecimiento de relaciones bilaterales.

La ruta de acción formal hacia la inserción de México en Asia-Pacífico inició con el ingreso de México en el APEC, en 1993. A partir de ahí, el gobierno mexicano aplicó estrategias de negociación internacional para conseguir un ingreso formal a otros mecanismos multilaterales importantes, el TPP (predecesor del CPTTP). Asimismo, existen otros más que fueron ideados para complementar a las economías de la cuenca del pacifico, como la Alianza del Pacífico, y unos más, no tan formales, con la intención de concertar economías emergentes en donde México comparta agenda con países de condiciones similares, como el grupo México-Indonesia-Corea del Sur-Turquía-Australia (MIKTA, por sus siglas en ingles). El ingreso del país a estos mecanismos constató los beneficios de estrechar lazos con la región asiática.

La relación de México con Asia-Pacífico está definida, grosso modo, por el comercio y la inversión extranjera directa (IED). Como señalan José León y Eduardo Tzili, “el nuevo estadio de la relación no se debe tanto a los efectos de una planificación deliberada de México para diseñar una nueva inserción internacional, sino más bien al auge asiático […] de las últimas décadas”. Además, la importancia de modernizar y profundizar las relaciones multilaterales con una región dinámica, competitiva y próspera es el foco que todos los actores del sistema internacional debieran plantearse si su deseo es participar en la conformación de agendas en temas de comercio, inversión, productividad, finanzas y tecnología que, en consecuencia, impacten positivamente en los Estados-naciones.

De manera concreta, las líneas que definen las áreas de oportunidad de México en la región del pacífico asiático son enunciados acertadamente por el embajador Carlos de Icaza, afirmando que la región ofrece múltiples oportunidades no sólo por su dimensión o el número de países que la integran, sino también por su acelerado crecimiento, lo que beneficiará enormemente las exportaciones mexicanas, en particular las de áreas estratégicas como la de vehículos y autopartes, el sector aeroespacial, la de dispositivos médicos, la de equipos eléctricos, la de cosméticos y las de tequila, mezcal y cerveza, y, en el ámbito agropecuario, la exportación de aguacate, moras, carne de res, carne de cerdo, pollo y huevo y jugo de naranja, entre otros bienes.

Reflexiones sobre las limitantes en el acercamiento con la región de Asia-Pacífico

México mantiene una alineación multifactorial con occidente, especialmente con sus socios norteamericanos. El histórico apego que México mantiene hasta la actualidad tiene sus raíces en los aspectos geográficos, geopolíticos, sociales, culturales, históricos, económicos, y comerciales. Este último, engrosado por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en vigor desde 1994, hasta su modernización con el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC). La presencia de este tratado reafirmó el férreo papel que desempeña Estados Unidos sobre México, no solo en la esfera comercial, sino en rubros colaterales, como en los ideológicos, sociales, políticos, culturales, etcétera.

Un acercamiento vertiginoso, decidido y pronunciado a Asia-Pacífico significaría activar las alarmas estadounidenses sobre México y presionar, a través de aranceles u otras formas políticas de coacción, con el fin de mermar el acercamiento asiático. En la renovada confrontación Este–Oeste liderada por Estados Unidos versus China, principalmente, existen choques de intereses y visiones sobre quién debe controlar el poder mundial. Con esta visión, cobran mayor sentido los argumentos que motivan a impulsar los esfuerzos para lograr una efectiva diversificación de relaciones comerciales.

Es importante apuntar que la presencia diplomática de México en la región de Asia-Pacifico es débil.

Por otra parte, es importante apuntar que la presencia diplomática de México en la región de Asia-Pacifico es débil. Al respecto, existen doce embajadas, tres consulados generales, y una oficina de enlace en Asia-Pacífico, según datos recientes del gobierno de México. Una presencia diplomática endeble no permite la construcción de puentes que resulten en aumentar los intereses de cooperación con México. El camino hacia una mayor presencia en la región comienza con el posicionamiento de representaciones diplomáticas del Estado mexicano en áreas estratégicas y que aporten al interés nacional. Aumentar las misiones diplomáticas en Asia-Pacífico empuja y consolida la cooperación bilateral y multilateral con socios clave en la región, además, de que permite difundir el nombre y el quehacer de México en la zona. Desde esta perspectiva, es importante incluir a la diplomacia cultural como una destacada estrategia de poder suave en las relaciones exteriores del país, organizada desde misiones diplomáticas enfocadas en el Asia-Pacífico.

Los esfuerzos y trabajos que México ha alcanzado en Asia-Pacífico necesitan de continuidad institucional. La necesidad de una política exterior proactiva que comprenda el interés nacional en la región, y que mantenga una visión de Estado, por encima de una de gobierno, es el requerimiento base que debe de prevalecer en el imaginario colectivo del sistema político mexicano.

La primera etapa en la relación de México con el Asia-Pacifico fue, en términos generales, la inserción en los principales foros y mecanismos multilaterales de la región, como el APEC o el CPTPP; la segunda etapa, fue el acercamiento bilateral con algunos de los diferentes socios clave en la región, como China y Japón; y la tercera etapa, es la de aprovechar todos esos espacios bilaterales y multilaterales para seguir profundizando vínculos con los países del pacifico asiático, y viceversa. México es un país con muchas ventajas competitivas, posee ricos recursos naturales a lo largo y ancho de su territorio, tiene una posición geográfica privilegiada al ser bioceánico y compartir frontera con Estados Unidos, y es la segunda economía más sólida de América Latina, tiene vinculación con zonas económicamente estratégicas en el mundo, como con Norteamérica y la Unión Europea.

En suma, desde el siglo pasado, México identificó acertadamente a Asia-Pacífico como una de las regiones con tendencia a dinamizarse económicamente en los próximos años. La competitividad, los flujos comerciales regionales e internacionales, y el desarrollo de industrias clave en tecnología, fueron los elementos necesarios para posicionar a esta zona como el destino al que México tenía que voltear a ver si su motivación, y necesidad, era la de diversificar sus relaciones comerciales respecto con los gigantes occidentales. Los esfuerzos y trabajos que logró la diplomacia mexicana se materializaron en el ingreso del país a mecanismos políticos y económicos de Asia-Pacifico, como el APEC o el CPTTP, en donde se le otorgó la capacidad de compartir puntos de coincidencia en temas de comercio y de inversión, fundamentalmente. Aprovechar esas oportunidades existentes necesita de una visión horizontal, donde prevalezca el interés de diversificar las relaciones comerciales ante la ya peligrosa dependencia comercial con Estados Unidos.

México tiene retos importantes para poder consumar una plena diversificación de relaciones comerciales más allá de occidente. Sin embargo, los nuevos comienzos siempre inician con algo; las realidades del sistema internacional están cambiando estrepitosamente y ya hay transiciones en los tradicionales polos económicos de poder para dirigirse a escenarios nuevos y dinámicos. La necesidad de México de diseñar una política exterior proactiva encaminada a Asia-Pacífico, que contemple poderosas estrategias, como la multiplicación de sus representaciones diplomáticas en la región, con una aplicación conjunta de poder suave, mediante la diplomacia cultural, y la difusión de sus ambiciones en la agenda regional, serán motores que acrecienten los esfuerzos para darle continuidad y profundidad a la relación de México con la región de Asia-Pacífico.

Published in Análisis
© 2021 Centro de Enseñanza y Análisis sobre la Política Exterior de México A.C.