Wednesday, 23 February 2022 10:05

México y Medio Oriente: una relación fría y ambigua

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A casi un mes de la XXXIII Reunión de Embajadores y Cónsules (REC), en un comunicado el 13 de enero del año en curso, la cancillería anunció que el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, destacó las prioridades de México para el 2022. Resaltó las regiones de África, Medio Oriente, Asia y Europa y en particular, la identificación de fuentes de financiamiento para el desarrollo, la promoción del Plan Mundial de Bienestar y las prioridades de nuestro país en el G20. Asimismo, la embajadora Carmen Moreno Toscano, encabezó las reuniones regionales con los titulares de las Representaciones de México en dichas regiones.

Este hecho refleja la relación que se tiene con los países del norte de África y Medio Oriente. Se pronostica un crecimiento en la economía de los países petroleros de Medio Oriente, mientras que la economía mexicana mantendrá un crecimiento promedio. La impresión de las nuevas “líneas generales y directrices a seguir” refleja la pasiva relación de México con el Medio Oriente. Al mes de febrero, el precio del petróleo mexicano es de 84.12 dólares por barril y la West Texas Intermediate (WTI) opera a 91.51 dólares.

La esfera política mexicana visualiza a la región como una región inversora (porque la mayor parte de su riqueza proviene de los hidrocarburos fósiles) y no como un potencial socio, que representa un mercado aproximado de 440 millones de habitantes, sin contemplar a Turquía, que por sí solo tiene aproximadamente 83 millones de habitantes.

Todas estas observaciones, dan a entender una fría y ambigua aproximación de las relaciones diplomáticas que México tiene con dicha región. En un contexto donde al inicio de este año se anunciaron “nuevas líneas generales y directrices” identificando África y Medio Oriente como zonas prioritarias, estas decisiones se fijan bajo una visión reducida esperando captar inversiones hacia México, pasando por alto que países como Arabia Saudí, EAU y Qatar (los cuales cuentan con los índices de PIB per cápita más altos de la región) están invirtiendo y diversificando en sus propias economías. Como ejemplo está el proyecto “OXAGON” de la monarquía saudí.

En un mercado como lo es el iraquí, que se encuentra en un proceso de reconstrucción y donde México no tiene presencia, diversas industrias mexicanas, por ejemplo la industria constructora, tienen el potencial de ayudar a generar la infraestructura que necesitan en estos momentos. Así también, la industria agropecuaria mexicana puede satisfacer las demandas alimentarias de las nuevas ciudades inteligentes, los centros industriales emergentes en Arabia Saudí o los EAU, entre otros. Es menester subrayar la necesidad de pasar de la ambigüedad al activismo y la priorización de áreas de oportunidad de los productos mexicanos y enfocarse en cubrir las necesidades de los países de Medio Oriente, en los que México se posicionaría como un socio comercial a la altura actual de los mercados de EE.UU. y la Unión Europea.

Additional Info

  • Autor: Ángel Rabih Rayes El-Kantar
  • Semblanza: Titular del Seminario Anáhuac de Medio Oriente de la Facultad de Estudios Globales (FEG), Universidad Anáhuac México. Es internacionalista egresado de la Universidad La Salle. Maestrante en Asuntos Internacionales, especialidad Política y Seguridad en la FEG. Se ha desempeñado como asistente de analista político en la SRE.
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